Al llegar a la mediana edad, no te detengas persiguiendo el viento y la luna; donde el campo es llano, ahí están las montañas de primavera. Todos se quejan de las dificultades de la vida y de la frialdad de las relaciones humanas. No sé si, de manera inconsciente, he hecho muchas cosas que afectan mi fortuna. No sé si tú también has caído en eso; si no, es una gran bendición. Primero, los escándalos familiares. Si los padres son negligentes, si la pareja no se lleva bien, si hay escasez de dinero, se consideran las tres vergüenzas familiares. Y cuando los escándalos familiares se divulgan, se revelan inconscientemente tus debilidades y vulnerabilidades al mundo exterior. Los oponentes suelen elegir atacar por el lado más débil de tu hogar, en lugar de enfrentarte directamente. Cada queja que haces sobre tus padres, cada pequeño reproche hacia tu pareja y cada queja sobre lo poco que tienes ante extraños, en realidad, es un gran daño a tu propio campo de energía. Es importante distinguir quiénes son aquellos con quienes solo tienes relaciones sociales de quienes son las personas que están a tu lado día a día y te acompañan toda la vida. Segundo, el afán de inmiscuirse. Las controversias surgen solo por hablar en exceso, y las preocupaciones son causadas por querer ser el centro de atención. Como persona, no presumas ni te exhibas ante los demás, ni hables mal de otros a sus espaldas; cuida de tu propio espacio. Pasamos dos años aprendiendo a hablar, pero necesitamos 60 años para aprender a callar. Hacer chismes y entrometerse no solo consume tu tiempo y energía, sino que podría, sin querer, involucrarte en las consecuencias de otros. Vivir sin límites es lo más fácil para atraer a los envidiosos. Tercero, no saber decir que no. Si una persona no sabe rechazar, inconscientemente vive en el mundo de los demás, poco a poco pierde el control de su vida. Pero una vez que aprendes a decir que no, al menos puedes reducir más del 90% de tus preocupaciones en la vida, porque no todos pueden corresponder con un corazón sincero. La verdadera bondad no es dar incondicionalmente, sino ayudar con principios. Aceptar es una cortesía, rechazar es tu derecho; mantén tus límites y principios, y di no con valentía. Cuarto, no saber contenerse. Algunas personas, apenas logran un pequeño éxito o logro, comienzan a presumir, temiendo que el mundo no se entere. Un caballero es sereno pero no arrogante; un villano es arrogante pero no sereno. En este mundo, las amenazas directas son fáciles de evitar, pero las traiciones son difíciles de prevenir. Algunas personas te odian sin razón, solo porque vives mejor que ellas. Por eso, la verdadera sabiduría radica en hacerse rico en silencio; el tiempo lo mostrará. Quinto, el juego excesivo. Las apuestas pequeñas son para el placer, las grandes son para el daño. Pregunta qué jugador ha terminado arruinado que no empezó con pequeñas apuestas. Cada apuesta de un jugador es un adelanto de tu fortuna futura, lo que pierdes son las bendiciones acumuladas en el pasado. Evita los campos donde no puedes permitirte perder; diez apuestas, diez pérdidas; no apostando, se gana. Sexto, elegir amigos con cuidado. No hagas amigos de aquellos que no conoces bien. Una persona con mal carácter y mala reputación, recuerda que sin importar cuán capaz sea, o cuántos beneficios te pueda traer, siempre mantén una distancia segura. Este tipo de personas a menudo siembran locura y cosechan muerte. Una persona de carácter dudoso, pero que te conoce bien, puede ser más aterradora que cien enemigos. Séptimo, la indulgencia excesiva. Los riñones almacenan la esencia anterior y posterior; la esencia debe ser nutrida, como el aceite que alimenta la lámpara. Si no sabes moderarte y te entregas demasiado, tu cuerpo se vacía, tu energía se agota, y al final, eres como una lámpara sin aceite. Por eso, una porción de energía es una porción de riqueza. Si deseas buena fortuna todos los días, la moderación en el placer es indispensable. Finalmente, espero que todos sean un poco más amables con el mundo, para que puedan obtener más oportunidades y protegerse a sí mismos durante toda la vida.
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Al llegar a la mediana edad, no te detengas persiguiendo el viento y la luna; donde el campo es llano, ahí están las montañas de primavera. Todos se quejan de las dificultades de la vida y de la frialdad de las relaciones humanas. No sé si, de manera inconsciente, he hecho muchas cosas que afectan mi fortuna. No sé si tú también has caído en eso; si no, es una gran bendición. Primero, los escándalos familiares. Si los padres son negligentes, si la pareja no se lleva bien, si hay escasez de dinero, se consideran las tres vergüenzas familiares. Y cuando los escándalos familiares se divulgan, se revelan inconscientemente tus debilidades y vulnerabilidades al mundo exterior. Los oponentes suelen elegir atacar por el lado más débil de tu hogar, en lugar de enfrentarte directamente. Cada queja que haces sobre tus padres, cada pequeño reproche hacia tu pareja y cada queja sobre lo poco que tienes ante extraños, en realidad, es un gran daño a tu propio campo de energía. Es importante distinguir quiénes son aquellos con quienes solo tienes relaciones sociales de quienes son las personas que están a tu lado día a día y te acompañan toda la vida. Segundo, el afán de inmiscuirse. Las controversias surgen solo por hablar en exceso, y las preocupaciones son causadas por querer ser el centro de atención. Como persona, no presumas ni te exhibas ante los demás, ni hables mal de otros a sus espaldas; cuida de tu propio espacio. Pasamos dos años aprendiendo a hablar, pero necesitamos 60 años para aprender a callar. Hacer chismes y entrometerse no solo consume tu tiempo y energía, sino que podría, sin querer, involucrarte en las consecuencias de otros. Vivir sin límites es lo más fácil para atraer a los envidiosos. Tercero, no saber decir que no. Si una persona no sabe rechazar, inconscientemente vive en el mundo de los demás, poco a poco pierde el control de su vida. Pero una vez que aprendes a decir que no, al menos puedes reducir más del 90% de tus preocupaciones en la vida, porque no todos pueden corresponder con un corazón sincero. La verdadera bondad no es dar incondicionalmente, sino ayudar con principios. Aceptar es una cortesía, rechazar es tu derecho; mantén tus límites y principios, y di no con valentía. Cuarto, no saber contenerse. Algunas personas, apenas logran un pequeño éxito o logro, comienzan a presumir, temiendo que el mundo no se entere. Un caballero es sereno pero no arrogante; un villano es arrogante pero no sereno. En este mundo, las amenazas directas son fáciles de evitar, pero las traiciones son difíciles de prevenir. Algunas personas te odian sin razón, solo porque vives mejor que ellas. Por eso, la verdadera sabiduría radica en hacerse rico en silencio; el tiempo lo mostrará. Quinto, el juego excesivo. Las apuestas pequeñas son para el placer, las grandes son para el daño. Pregunta qué jugador ha terminado arruinado que no empezó con pequeñas apuestas. Cada apuesta de un jugador es un adelanto de tu fortuna futura, lo que pierdes son las bendiciones acumuladas en el pasado. Evita los campos donde no puedes permitirte perder; diez apuestas, diez pérdidas; no apostando, se gana. Sexto, elegir amigos con cuidado. No hagas amigos de aquellos que no conoces bien. Una persona con mal carácter y mala reputación, recuerda que sin importar cuán capaz sea, o cuántos beneficios te pueda traer, siempre mantén una distancia segura. Este tipo de personas a menudo siembran locura y cosechan muerte. Una persona de carácter dudoso, pero que te conoce bien, puede ser más aterradora que cien enemigos. Séptimo, la indulgencia excesiva. Los riñones almacenan la esencia anterior y posterior; la esencia debe ser nutrida, como el aceite que alimenta la lámpara. Si no sabes moderarte y te entregas demasiado, tu cuerpo se vacía, tu energía se agota, y al final, eres como una lámpara sin aceite. Por eso, una porción de energía es una porción de riqueza. Si deseas buena fortuna todos los días, la moderación en el placer es indispensable. Finalmente, espero que todos sean un poco más amables con el mundo, para que puedan obtener más oportunidades y protegerse a sí mismos durante toda la vida.