Cuán oscura era mi vida antes, cuando tenía más de 10 años, veía a las chicas que se veían bastante bien y pensaba que eran unas promiscua, que ya estaban arruinadas. Al ver la sala de ventas, pensaba que las chicas que vendían casas eran vendedoras de plumas, simplemente no tenía dinero, si tuviera dinero, las habría arruinado. Veía a una chica que conducía un buen coche y pensaba que era mantenida, que dormía con hombres de más de 50 años. Cuando veía a gente que tenía dinero, deseaba que sus padres murieran de inmediato. Montando mi scooter eléctrico, cada vez que llegaba a un semáforo, me daba luz roja, ni siquiera los semáforos me respetan, se oponen a mí, juegan conmigo. Cuando llueve y hay truenos, siento que el rayo está destinado a golpearme, soy esa semilla de mala suerte. Los líderes, uno más corrupto que el otro, todos son miserables, las cosas buenas que dicen son falsas. Un día tendré que acabar con ellos, en la calle, el rugido de los motores de los buenos coches, cada sonido es una burla cruel hacia mí, recordándome que soy un pobre, que soy un hijo salido de la pobreza. ¿Y qué puedo hacer? ¿Debo seguir siendo objeto de burla? ¿O debo reírme de mí mismo? ¿No tengo que esforzarme?
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PeopleWhoWantToMake
· hace17h
Cada persona tiene un demonio que habita en su corazón.
Cuán oscura era mi vida antes, cuando tenía más de 10 años, veía a las chicas que se veían bastante bien y pensaba que eran unas promiscua, que ya estaban arruinadas. Al ver la sala de ventas, pensaba que las chicas que vendían casas eran vendedoras de plumas, simplemente no tenía dinero, si tuviera dinero, las habría arruinado. Veía a una chica que conducía un buen coche y pensaba que era mantenida, que dormía con hombres de más de 50 años. Cuando veía a gente que tenía dinero, deseaba que sus padres murieran de inmediato. Montando mi scooter eléctrico, cada vez que llegaba a un semáforo, me daba luz roja, ni siquiera los semáforos me respetan, se oponen a mí, juegan conmigo. Cuando llueve y hay truenos, siento que el rayo está destinado a golpearme, soy esa semilla de mala suerte. Los líderes, uno más corrupto que el otro, todos son miserables, las cosas buenas que dicen son falsas. Un día tendré que acabar con ellos, en la calle, el rugido de los motores de los buenos coches, cada sonido es una burla cruel hacia mí, recordándome que soy un pobre, que soy un hijo salido de la pobreza. ¿Y qué puedo hacer? ¿Debo seguir siendo objeto de burla? ¿O debo reírme de mí mismo? ¿No tengo que esforzarme?